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“Trabajamos junto a los 24 ministros para solucionar los problemas”

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Estamos produciendo un cambio en la estrategia educativa basado en tres grandes ejes:

• Sin importar donde alguien haya nacido, sin distinción de lugares o recursos económicos, todos deben recibir la misma educación de calidad.

•Llevar a que los docentes y la escuela sean el centro más prestigioso de la sociedad.

•Aprovechar el fenomenal cambio tecnológico y de las comunicaciones para que los estudiantes de hoy sean realmente libres, no sólo para salir a buscar empleos, sino también para crear nuevas formas de trabajo.

En el primer Censo Nacional realizado en 1869 –bajo la presidencia de Sarmiento– el 77% de la población mayor de 14 años eran analfabetos. En el Censo Nacional de 1947 –bajo la primera presidencia de Perón– los analfabetos se habían reducido a 13,6%. En el último Censo de 2010 –bajo la presidencia de Cristina Kirchner– sólo 1,92% eran analfabetos. En estos 141 años, bajo diferentes gobiernos y partidos, los argentinos produjeron una hazaña, no un milagro.

Ahora vamos en busca de otra hazaña, tampoco de un milagro. Con casi toda la población leyendo y escribiendo debemos articular una nueva Revolución Educativa que desarrolle los tres objetivos mencionados. Porque tenemos problemas. El problema central ya no es el analfabetismo, pero –por varias razones– ahora los que leen no entienden, en muchos casos, lo que leen. Hay varias propuestas que estamos impulsando:

• Educación obligatoria a partir de los tres años.

• Desarrollar la evaluación de la calidad educativa.

• Jornada Escolar Extendida. El 86% de los alumnos del nivel primario no la tienen.

• Educación secundaria completa. Hoy, cinco de cada diez jóvenes no la terminan.

• Ciclo universitario completo. Hoy, 8 de cada 10 estudiantes no lo finaliza y sólo 5 de cada 100 adultos de los hogares más pobres logra acceder a un título.

Con los ministros de Educación de las 24 provincias, sin distinción de partidos ni de ideas políticas, estamos trabajando en conjunto para solucionar éstos y otros problemas. La Revolución que impulsamos los incluye a todos, porque ése es el único camino que legitima los cambios permanentes.