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Tips para mejorar tu estilo comunicacional

A nivel de la estructura del cerebro, cuando nos comunicamos se activan áreas asociadas con la empatía.

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Por Martín Reynoso

Todos sabemos cómo, de alguna forma vamos modelando nuestra mente, nuestra manera de ver el mundo y por supuesto nuestro lenguaje a través de este ejercicio constante que traemos grabado en la profundo de nuestra especie humana.

Pero el entablar un diálogo con alguien, cualquiera sea éste (breve o extendido, formal o informal, amistoso o con recelo), involucra muchísimos aspectos que constituyen, en sí mismo, un inagotable ámbito de exploración para quien quiera conocerlos. Entre ellos el tono de voz, la dicción, el ritmo y los silencios de las frases, los signos no verbales expresados en la postura, la mirada y la actitud hacia nuestro interlocutor, el objetivo implícito en esa comunicación (controlar, manipular, encontrarme con el otro, influir sobre él o pedir un consejo… Hay tanto para analizar.

A nivel de la estructura del cerebro se activan áreas asociadas con la empatía, con lo que llamamos “la teoría de la mente” (ponerme en el lugar del otro), con la autoobservación de signos corporales (interocepción) que resultan del intercambio comunicacional, con el procesamiento de ideas y escenarios y luego con la elaboración y expresión del lenguaje. Realmente hablar con alguien es un fuerte estímulo que facilita nuestro entrenamiento cognitivo (especialmente cuando la motivación en ese diálogo es mucha y el interlocutor significa un desafío para nuestras estructuras mentales).

Ahora bien, algo en lo que no solemos prestar mucha atención es en “nuestro estilo” comunicacional, la manera que solemos adoptar para decir las cosas, dependiendo del contexto y nuestra disposición por supuesto.

Hoy simplemente quiero traerte algunos consejos que el Mindfulness como entrenamiento en el acto de ser conscientes nos provee, y que pueden ser positivos si podemos incluirlos, aunque sea progresivamente, en nuestras comunicaciones.

  • Intentá estar atento y recibí la información del otro con amabilidad: para ello es fundamental que regules tu atención al punto que esté sólo en lo que estás escuchando/haciendo. El multitasking es el peor aliado de la presencia plena, como la mente que divaga.
  • Intentá pensar que cada persona puede dejarte algo, que es un maestro que habla. Sea quien sea, tu interlocutor puede ayudarte a desarrollar una mayor capacidad comunicativa e incluso brindarte información que no podrías tener si no lo escuchás. El escritor Carlos Castaneda decía en sus escritos que quien más te critica es quien más te enseña, y llamaba a ese personaje de nuestras vidas el “pinche tirano”. Es duro, pero gran maestro, expresaba.
  • Intentá no corregir ni conducir el curso de lo que el otro dice. Una actitud de permeabilidad sin juzgar es precisa, especialmente en la apertura de cualquier diálogo. Aún cuando creamos que tenemos la verdad (como un padre que escucha a su pequeño hijo), permitamos que el otro pueda volcar sus pensamientos sin nuestro filtro moral o estratégico. Cuando el otro sufre, tratemos de no brindar consuelos inmediatos siguiendo los típicos caminos del “ya va a pasar”, “bueno pero fíjate que valioso que”, etc. Sólo escuchar, sólo la contención silenciosa y el acompañamiento gestual controlado para no asustar al otro.
  • Sé sincero con respecto a tu verdad pero respetá la del otro: cuando no trazás un límite infranqueable con respecto a lo que tu interlocutor piensa, y evitas confrontarlo directamente, seguramente propiciás la tolerancia en la comunicación. Tampoco te exaltes si el otro quiere imponerte su verdad. No es necesario aparecer como “ganador” en los intercambios comunicacionales.
  • Mantené la confidencialidad. Es muy valioso que registres que la charla que mantenés queda entre los dos, salvo que de alguna manera quieras ayudarlo por circunstancias particulares y necesites comentarlo con otro. En general ayuda mucho que tu interlocutor registre, en el transcurso del tiempo, que el espacio entre ambos es íntimo y muy cuidado y no se presta a interpretaciones grupales o maliciosas.
  • Cuando haya problemas comunicacionales, siempre preguntate primero qué podés mejorar. Muchos tienden a “externalizar”, es decir, poner los problemas o fallas en el otro, quizás sea valioso que puedas aprender a usar mejor las palabras, ser más discreto o conocer cómo impactan en tu interlocutor las que pronunciás.
  • Mantenete atento a cómo gestionás las emociones en el lenguaje. Comunicarnos no es sólo un acto comportamental, sino y especialmente, emocional. Las emociones tiñen todo el tiempo nuestras conductas, verbales y no verbales. Aprendé de vos mismo a regularlas, a conocer tus puntos débiles y fuertes, a cuidarte cuando la expresión emocional es agobiante y puedas malograr una charla.

Ojalá que estas sugerencias te ayuden a valorar la importancia de esta exquisita característica del ser humano, la comunicación, tan valiosa para la convivencia y la organización de nuestra vida social. Te dejo un lindo Proverbio árabe con respecto a este tema: “Cuando digas algo, intenta que tus palabras sean mejor que el silencio” .

*Martín Reynoso es psicólogo y coordinador de Mindfulness en INECO.

Fuente: Clarin.com

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