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Maestros que no son héroes, pero le pegan en el palo

Vida cotidiana y experiencias de trabajadores de la educación que, pese a todo, siempre siguen adelante.

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Por Ricardo Braginski

Convivir un par de días con directores y maestros de escuelas aisladas es suficiente para ver los enormes esfuerzos que hacen y, también, todas las contradicciones y particularidades propias de cualquier grupo humano. Así como los esquimales pueden ver una gran cantidad de blancos distintos donde nosotros vemos uno solo, algo similar sucede cuando uno se acerca a las cumbres Calchaquíes tucumanas, en ese preciso lugar donde la Argentina sólo tiene la forma de una escuela.

En algunos colegios hay maestros, y especialmente directores, que cumplen una función indelegable. Sin la presencia de la institución escolar, muchos chicos no tendrían ni siquiera qué comer o cómo vestirse. Es así: a muchos de esos chicos la escuela les provee hasta la ropa con la que se abrigan. Lo hacen gracias a las donaciones que reciben de particulares, empresas u ONG de diversos orígenes que siempre gustan mostrarse solidarios.

Maestros que no son héroes, pero le pegan en el palo
Escuelas rurales en las cumbres Calchaqués de Tucumán. Foto: Gonzalo Villagra.

 

Los directores ya parecen estar “formateados” para salir a pedir esa ayuda, que la necesitan. Saben cómo contactarse, qué lenguaje utilizar, cómo presentar “proyectos” atractivos para los donantes. Tienen esa carta escondida y saben cómo jugarla.

Quizás sea una de las claves del éxito del “modelo rural” que muestra buenos resultados de aprendizaje. Al compromiso de los docentes se le suma la habilidad que les dio los años de sacarle agua a las piedras. El proyecto de vida de estos docentes parece pasar por la escuela, a pesar de que muchos reconozcan, por lo bajo, que eligieron la ruralidad porque obtienen un 50% adicional de sueldo.

Con vergüenza, una de las directoras cuenta que, si bien el gobierno provincial los impulsa a la promoción directa de los alumnos, es ella misma la que tomó la decisión de aprobar a todos los chicos y a ponerle asistencia por más de que los chicos falten seguido.

Maestros que no son héroes, pero le pegan en el palo
Escuelas rurales en las cumbres Calchaqués de Tucumán. Foto: Gonzalo Villagra

 

“Lo hago porque si pongo todas las inasistencias las autoridades dejarían al alumno libre y entonces los padres no los enviarían a ninguna escuela. Se quedarían sin colegio, con lo importante que es para ellos. Es triste, pero lo hago para que se queden y aprendan”, reconoce esta directora.

El compromiso es a prueba de balas. Están los maestros que van a buscar a los chicos con su propio auto, los que les pagan el transporte, los que viven con ellos, les enseñan los elementos básicos de higiene. Pagan de su bolsillo las reparaciones cotidianas y la conexión a Internet.

Pero no son héroes, como se los tiende a mostrar en muchas oportunidades, banalizando de este modo la profundidad del trabajo que hacen estos verdaderos trabajadores de la educación que, con todas sus contradicciones a cuestas, siempre siguen adelante. A pesar de todo.

Fuente: Clarín.com